Rumbo al Abierto de Australia: La United Cup 2026 y la nueva mentalidad de Alex de Minaur
El verano australiano de tenis está por arrancar con fuerza y la United Cup se perfila, una vez más, como el aperitivo ideal antes del primer Grand Slam de la temporada. Con las sedes de Sídney y Perth listas para recibir a la élite del circuito, el torneo promete ser un espectáculo de alto calibre. Figuras de la talla de Taylor Fritz, Iga Swiatek y el regreso de Emma Raducanu aseguran que la competencia será feroz. La gran incógnita que rodea al evento es si Estados Unidos logrará imponerse nuevamente, buscando repetir el éxito obtenido en dos de las tres ediciones anteriores, en 2023 y 2025.
Despliegue de talento internacional
Para esta edición de 2026, las naciones han confirmado sus plantillas con una mezcla interesante de veteranos consolidados y jóvenes promesas. Argentina apuesta por la solidez de Sebastián Báez en la rama varonil y Solana Sierra en la femenil. Por su parte, el equipo de Bélgica llega encabezado por Zizou Bergs y Elise Mertens, mientras que Canadá confía en Félix Auger-Aliassime y la experimentada doblista Gabriela Dabrowski para avanzar en el cuadro.
En cuanto a los equipos europeos, la competencia será durísima. República Checa presenta una alineación peligrosa con Jakub Mensik y Barbora Krejcikova, campeona de Grand Slam. Francia no se queda atrás, alineando a Arthur Rinderknech y Lois Boisson. Alemania, siempre competitiva, trae a Alexander Zverev como su principal carta fuerte, acompañado por Eva Lys. Gran Bretaña también levanta la mano como contendiente serio con Jack Draper y Emma Raducanu, quienes buscarán dar la sorpresa.
Las potencias y los equipos a vencer
Grecia e Italia presentan equipos que combinan carisma y potencia. Los griegos alinean nuevamente a la dupla Tsitsipas-Sakkari, mientras que Italia llega con Jasmine Paolini y Flavio Cobolli, respaldados por la experiencia de Sara Errani. Polonia es, indudablemente, uno de los rivales a batir gracias a la presencia de la número uno del mundo, Iga Swiatek, y Hubert Hurkacz. Estados Unidos, el equipo dominante en la corta historia del torneo, regresa con Taylor Fritz y Coco Gauff, una combinación que los coloca automáticamente como favoritos.
El resto del cuadro se completa con naciones que podrían dar la campanada. China cuenta con Zhizhen Zhang y Zhu Lin; Japón presenta a la ex número uno Naomi Osaka junto a Shintaro Mochizuki; y los Países Bajos apuestan por Tallon Griekspoor. Noruega dependerá en gran medida de lo que pueda hacer Casper Ruud, mientras que España confía en Jaume Munar y Jessica Bouzas Maneiro. Suiza cierra la lista con la leyenda Stan Wawrinka y Belinda Bencic.
La esperanza local se reinventa
Mientras la United Cup calienta los motores, todas las miradas locales están puestas en el equipo de Australia, liderado por Alex de Minaur. El tenista “aussie” no solo busca defender los colores de su país en este torneo mixto, sino que tiene la mira puesta en un objetivo mayor: el Abierto de Australia. De cara a la temporada 2026, De Minaur ha dejado claro que ya no se conforma con ser un contendiente constante del Top 10; ahora se visualiza como una amenaza real para los títulos grandes.
El jugador de 26 años ha trabajado intensamente en su evolución mental, reconociendo que la presión de jugar en casa es inmensa. Sin embargo, asegura que su mentalidad ha madurado para manejar el escrutinio público. En una charla reciente con la revista Esquire, De Minaur admitió que procesar las derrotas solía ser su talón de Aquiles, quedándose enganchado en los tropiezos demasiado tiempo.
Mentalidad de pez dorado
Para combatir el desgaste emocional que implica el circuito profesional, el australiano ha adoptado un enfoque pragmático sobre el fracaso. “Nunca he sido el mejor perdedor”, confesó. “Pero he aprendido que juegas un millón de partidos en tu carrera. Cada semana hay una nueva oportunidad, así que se trata de tener la memoria de un pez dorado”. Esta capacidad de olvidar rápido y resetear es parte de su estrategia para cerrar la brecha entre la confianza que su equipo tiene en él y su propia autopercepción.
Su objetivo principal para esta campaña es desarrollar un cierto “desplante” o arrogancia deportiva en la cancha. Quiere alejarse de la narrativa del “no favorito” que ha definido gran parte de su carrera y entrar a la cancha contra gigantes como Carlos Alcaraz o Jannik Sinner con una convicción interna inquebrantable. “Tengo que llegar a la etapa en la que crea en mí mismo tanto como lo hace mi equipo… Sí, es tener esa creencia, ese porte ganador”, afirmó.
El peso de la historia en Melbourne Park
El enfoque inmediato para De Minaur será Melbourne Park, donde cargará con las esperanzas de una nación desesperada por un campeón local en la rama varonil. La sequía es notable: el último australiano en levantar el trofeo fue Mark Edmondson en 1976. Desde entonces, una sucesión de compatriotas ha caído en el último obstáculo, incluyendo a figuras como Pat Cash, quien perdió dos finales consecutivas en los años 80, y Lleyton Hewitt, quien fue derrotado por Marat Safin en la final de 2005.
En busca de la mínima ventaja
De Minaur es consciente de que, en la cima del tour de la ATP, la diferencia entre una salida en cuartos de final y levantar el trofeo se reduce a detalles minúsculos. Al depender más de la velocidad y la disciplina táctica que de la potencia bruta, su enfoque está en exprimir cada gramo de ventaja en su preparación. “Buscas la más mínima ventaja contra tus oponentes. En última instancia, a medida que llegas al nivel más alto, los márgenes son cada vez más pequeños”, explicó.
Aunque los críticos han cuestionado ocasionalmente si su estilo de contraataque tiene un techo, él utiliza ese escepticismo como gasolina. Su ecuación sigue siendo simple: una ética de trabajo incansable. “La mentalidad que tengo es que la mejora seguro que no va a suceder sin trabajo duro. Sí, puedes esforzarte al máximo y que los resultados no lleguen. Pero hay muchas más posibilidades de que esos resultados lleguen si estás trabajando duro que si no lo haces”, sentenció el australiano, quien busca convertir el 2026 en el año de su consagración definitiva.